martes, 11 de diciembre de 2012

Un día a la vez...


Imaginemos.
¿Quién se enamora del chico de los ojos tristes? Expresión muy vaga para lo que en realidad hay en sus ojos.


Si no crees en lo que dice, miras a los ojos. Para conquistar, miras a los ojos. Para ser conquistado, miras a los ojos. Mirar a los ojos a alguien es desnudarlo, o querer hacerlo, es intentar asomarte a su perspectiva.



Uno va por la vida sintiendo cada día, y si el día es malo, nos frustramos y caemos cansados a la cama, mirando al techo y rogando por un buen sueño. Pero nada pasa, todo en negro. Y despiertas enojado porque no soñaste, y caes en cuenta que no tienes un sueño, una meta, que aunque te preocupe el futuro, no buscas nada en especial. Y te pones a pensar, y tus ojos se van contigo, a aquel lugar donde no escuchas lo que oyes. Piensas y piensas, pero... vacío.

Se dice que cuando no se tiene un sueño, se ha muerto. Se va el brillo de tus ojos, estás errante por cualquier lugar. Te enfada la precariedad de tanto tan hermoso. Y lo que antes eran noches de pacífica negrura se convierten en pesadillas o sueños incomprensibles. Tus ojos se tornan inexpresivos, a veces hasta tristes.


¿Cómo enamorarse de unos ojos que no dicen nada?
Ese vacío se llena con amor, pero el amor no llega tan fácil para alguien tan complicado, o confundido. Entonces te vas quedando solo. Solo entre tanta gente.

Después te enamoras, como cualquier mortal, como cualquier dios. Pero quién se enamoraría de alguien como tú. Y como Thanos, tu mente te traiciona y fracasas, si justo así; Por más habilidades que poseas, nada te es suficiente. Y el amor te llena, tienes un sueño cercano. Pero si se va, estás perdido.


Y se fue.


Y ya no encuentras ni tu cartera, y te pierdes camino a tu casa. La gente comienza a preguntarte sobre tus ojos que parecen tan tristes, no porque te quieran consolar, es curiosidad mórbida.


Pero ahí están tus amigos.


Solo hay que esperar un poco más. Ya llegará otro sueño. Un día a la vez...