viernes, 25 de julio de 2014

How to not meet someone.

Cuando uno conoce por a alguien, y siente un cosquilleo desesperante en el estómago, es preciso no pensar en esa persona al irse del lugar. Uno va en el coche de regreso, ya cansado, sin muchas ideas, y normalmente a estas alturas de la noche uno pensaría en la muerte o ese libro sin terminar o sobre un cigarrillo más o sobre el futuro, pero una imagen te invade, algo así como un maldito pop-up de Internet Explorer (porque así de lento estás después de tanta fiesta). De pronto ya estás pensando en una desconocida, te das cuenta que recuerdas la forma de sus labios, que ya podrías identificar los gestos con los que se acomoda el cabello o agarra un vaso, es difícil darse cuenta de la idiotez que a uno le está pasando, lo sé, pero inténtelo, sea fuerte ante esta desconocida.

Tampoco intente hacer deducciones, o estaremos a un guiño de ojos o una sonrisa inocente de irnos al carajo, se han dado estos casos por todo el mundo y en toda la historia, estas deducciones nos hacen idealizar, nos joden cuando son erróneas y nos joden el alma cuando acertamos. Así que no deduzca, es una gran jodera, y no de las que lo duermen plácidamente a uno.

Pero si ya intentó todo esto y definitivamente no puede olvidar las líneas de expresión, ni sus manos, ni la risa apresurada y nerviosa, ni esos ojos dulces, tiene que hacer algo definitivo.

Póngase un puto revólver en la sien y explote ese maldito cerebro de usted, porque de otra manera le espera un largo camino de incertidumbre y angustia a partir de nada. Porque lo que usted está pensando son mamadas, y mejores hombres han caído por menos. Así que ni empiece, ni muera lento después, ni se haga ilusiones, ni lo entregue todo, ni le quite el título de desconocida por algo más romántico o la llame por su nombre, explote su maldita cabeza de una vez. Si no, allá usted. A menos que quiera terminar como yo, escribiendo para que nadie lea, diciendo para que nadie escuche, sólo porque yo metí la pata.