miércoles, 15 de febrero de 2012

Estoy perdido.

Bajaba las escalera mirando su cabello, tenía ganas de alcanzarla, tomarla del brazo con fuerza y besarla, pero ni siquiera hablábamos en el receso de clases. Yo tan tímido, ella tan hermosa. Yo tan quisquilloso, ella tan desinteresada.

—¿Qué me ves? — volteó y se dio cuenta que la veía.
—El cabello, ¿qué más?
—Suena lindo, espero sea cierto.
— Ten — estiré mi mano con una hoja doblada en cuatro partes, una carta.
—¿Qué es?
—Cuando llegues a tu casa puedes abrirla, no lo hagas aquí, por favor.
—¿Me amas o qué? Te estás poniendo muy rojo, entonces cuando menos estás nervioso, una buena señal.
—No me pasa muy seguido. Me tengo que ir, tengo que huir.
—¿Por qué?¿Por qué no te quedas a explicarme?
—Prefiero que la leas sola, prefiero no ver tu reacción.
—De todas maneras te voy a besar, tonto.
— [...] — corrí.

 
No pude resistir más, tenía que correr. No podía dejar que supiera que imaginaba ese diálogo, no podía dejar que supiera que sabía que habiamos tenido ese diálogo. Porque lo tuvimos, pero fue en miradas.
Al llegar a casa boté las cosas junto a la cama, me dolía el corazón. Dormí hasta la hora del inglés, tome un taxi y pensé en como abrazarla cuando me rechazara (aunque no hice ninguna proposición). Pensaba en el olor de su cabello y de pronto el taxi paró, y pagué.
Ni un poco de la clase de inglés me entró, sólo recuerdo «Good afternoon, please take your notebook and write about the grammar points you remember», después de eso estuve escribiéndole una especie de poema patético sobre el dia que la conocí. Espantoso.
Mi cigarrillo se consumió muy rápido y entré a mi casa, boté de nuevo las cosas en el mismo lugar y la llamé, no contesto.
¿Por qué estoy tan nervioso? Nunca le había dado una carta a alguien, y enamorado he estado.
¿Qué tiene ella? Me cuesta muchísimo ignorarla, ignorar que se me acelera el corazón, ignorar que sabe pronunciar la equis y le gusta leer, que le gusta el invierno y la buena ortografía, y que por más que busque razones, o me de pretextos, no puedo encontrar un motivo para no enamorarme.
Estoy perdido, es reclamo.

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